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  • Foto del escritorMartín Anguita

Una fotografía del Mercado de San Miguel

Antes que todo quiero aclarar que no soy fotógrafo ni conozco mucho de fotografía. Dicho esto considero no estar equivocado de que la fotografía, o mejor dicho la foto como resultado, es un momento único en irrepetible.


Parado en el puesto donde trabajo veo muchas personas de "ascendencia" turista pasearse en búsqueda de una foto y yo me pregunto: ¿Qué hay de interesante en este mercado?


Me es inevitable mirar la cara de los trabajadores que están a mi alcance. No veo tristeza, no veo alegría, mucho menos ganas de estar ahí. En sus ojos veo apatía, una especie de "es lo que toca". Sí, es duro decirlo, pero no creo, o veo muy difícil que alguien sea realmente feliz aquí.


El mercado es un símbolo turístico pijo. No tiene la tradición de la cual se jacta. Los turistas vienen a consumir y a disfrutar del consumo porque se han vuelto adictos.


Ese consumo posado (de posar) que te da estatus, o simplemente que permite chequear uno de los tantos sitios turísticos de esta maravillosa ciudad que es Madrid.


Acá hay un sinnúmero de historias que parecieran que los visitantes no les importa. Estos viajeros sacan fotos de los productos y del lugar para luego irse.


Entonces, mi pregunta y perdón por mi poco conocimiento es:


¿Qué tiene de único un momento capturado por este tipo de personas en un lugar como el Mercado San Miguel?


Vuelvo a disculparme por haber dado la respuesta, pero lastimosamente... Nada





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