Soledad divino tesoro

Pensar que somos tantos soles que están solos. Me gustaría estar compartiendo y dándonos un abrazo, pero en estos momentos no puedo. Hay una cosa que he aprendido durante este tiempo, es poquito, muy poquito. Sin embargo, la tristeza es generalizada, porque todos estamos tristes. Es increíble pensar que un todo nos hemos vuelto uno. Aun cuando estábamos rehuyendo de todo colectivo. Hablamos de algo y nos damos cuenta que somos los mismos. Nos gustan los aviones, a otros le gustan chicles, las zapatillas de Jordán, la cabellera de DiCaprio e incluso, la caca. Hay veces que no nos vemos quienes somos, pero lo sabemos. Esto se nos aflora en cada movimiento. Yo cacho que incluso me hace crecer uno que otro pelo. ¿por qué nos crece el pelo? Me gusta la gente se lo tiñe. No me gusta en verdad, pero hay que ser muy re loco. Buscamos de todo, pero no encontramos nada. ¿Por qué razón? Estamos aquí a lo largo de nuestras vidas, chapoteando en el amanecer. Existe una hora azul que seremos elevados. No tengo ninguna prueba oficial… es que no soy oficial. No soy conocido, ni tampoco pertenezco a alguna de las fuerzas armadas, o fuerza del orden. A propósito de esta última, me gustaría haber sido gendarme por un minuto y sentir toda la adrenalina que sienten en sus cuerpos al entrar en un círculo donde los reos tienen armas, mientras que ellos solo tienen unas manitos gorditas que intentarán separar una pelea que no les pertenece.

Nada nos pertenece

Castillo de Cape Coast, sitio del no retorno. Principal puerto de trata de esclavos durante la época colonial en Ghana, África.