La cuarentena y el odio al fútbol moderno

Llevamos cerca de diez días sin el capricho de los fanáticos de este juego que nos trastorna la cabeza. Momento para pensar, conspirar, criticar y fantasear. Resulta que en estos momentos lo que menos falta es tiempo, ese que siempre estamos pidiendo para alcanzar nuestros sueños, que nunca cumplimos ni cumpliremos, porque son eso: sueños.

Los constructivistas darán una opinión de la importancia de desarrollar un deporte de equipo y de dotar de herramientas a la población. Es entendible. Sin embargo, a veces, estos pasajes se vuelven un tanto confusos en como accionan en la población. El divino fútbol, ese que se juega reglamentariamente de a once. Reglamentariamente en un terreno de mínimo 64m x 100m. Medidas FIFA.

Si bien los inicios de este juego son inciertos, considero que hecho fundacional del fútbol moderno está con la primera reunión de la Football Association (FA) en Londres el 26 de octubre de 1863, esto con el fin de crear las históricas 13 reglas que hasta ese entonces no estaban escritas.

No tengo problemas con las reglas, tengo problemas con quienes las escriben y su afán homogeneizador y manipulador. El fútbol moderno se inició con el objetivo de lo anterior y con eso cavó su propia tumba.

A nosotros, la plebe, nos toca quedarnos con las migajas y el fanatismo que nos inspira esta actividad, que por lo demás, nunca será del TODO nuestra, simplemente porque no decidimos las reglas.

Algo similar ocurre con el proceso que se pretende llevar a cabo con la nueva constitución, donde una gran parte de la población considera que cambiar las reglas del juego, necesariamente será para mejor. Personalmente, veo el futuro con bastante escepticismo, pero el solo hecho de poner en apuros a la clase dominante es el mayor placer que puede haber.