El dueño
- Martín Anguita
- 2 oct 2019
- 1 Min. de lectura
Dear Yeboah:
Personalidad de capitán, además de que juega como tal. Alto y de envergadura delgada. Posee una técnica exquisita, capaz de dejar solo a cualquier compañero. La última afirmación suena sencilla y bastante cliché en esto del mundo del fútbol, pero resulta que este tipazo te pone pelotas a 50 metros en una cancha, si es que se le puede decir así, al pie. Se barre y se vuelve a parar. No chista ni un segundo. Juega calladito y no alega. Esa zurdita, ay diosito querido. Pensar que a esos botines no le quedan ganas de chuetar más y, él con su delicadeza convence a ese gastado producto de que funcione. ¡Quizás no funcione y deteriore la calidad de este chico! ¡No me lo puedo creer! Pensar que existen troncos con zapatos lustrados, de última tecnología y no son capaces de dar al balón como corresponde. Que injusto que es el fútbol. En verdad no lo es. Lo injusto es lo material, pero a mí no me interesa eso.
Yo aquí veo pasión, alivio, sentimiento y deseo de querer ser más. El ser más, no es tener más. Esto se trata del disfrute, del goce y obviamente de calidad... de fútbol.

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